Luis de Góngora

 

LUIS DE GÓNGORA

Luis de Góngora (1561-1627) es el poeta más original e influyente de todo el Siglo de Oro español. Su obra poética rompe moldes e inaugura un nuevo lenguaje cuya virtualidad, aún insuperable, sigue marcando rumbos en la poesía contemporánea.

 

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Temas

Góngora presenta una personalidad hermética, dura, incapaz de mostrar intimidad y sentimientos. Su obra es producto de trabajada reflexión y no de la inspiración. Ninguna introspección, ningún eco de las pasiones y sentimientos del poeta encontramos en su obra. Góngora ofreció sólo una visión “hermosa” de la naturaleza.

La poesía significó para Góngora un refugio frente a sus sentimientos: era un esteta. Góngora tiene ojos y oídos, no habla de sentimientos interiores, sino que apela a los sentidos. Es el menos sentimental de los poetas clásicos españoles. Algunos autores critican que en Góngora el mundo no tiene atmósfera y que la sintaxis de Góngora es demasiado maciza y prácticamente irrespirable.

Obras

  • Poemas de arte menor

Las letrillas y los romances de Góngora son lo más popular y conocido de su producción. Estas letrillas no carecen de cierto artificio y son a veces desvergonzadas y obscenas. Sus temas son las flaquezas de las mujeres, la hipocresía y presunción de los galanes, la ostentación de los advenedizos y las burlas a los médicos. El mundo que se refleja en estas letrillas y romances de Góngora es un mundo amargo y pesimista que contrasta con el idealismo de sus grandes poemas.

Los romances de Góngora son, con los de Lope de Vega y Francisco de Quevedo, los mejores de su época. Son satíricos, burlescos, moriscos, de cautivos, caballerescos, pastoriles, alegóricos, amorosos, descriptivos y de circunstancias. Con Lope y Quevedo, representa Góngora la cumbre del romance artístico.

  • Poemas de arte mayor

  • Soledades

Esta obra es una polifonía rica y compleja. Góngora intentó crear una verdadera lengua poética; a este nuevo lenguaje (nuevo en el nivel del vocabulario, de la sintaxis y de la retórica) corresponde, en la métrica utilizada, una música nueva. Ahí se debe buscar la verdadera correspondencia (no de detalle, sino de conjunto) de la forma con la idea central del poema: lejos del «poblado», en el cual no puede ser más que «cautiva lisonja», la Soledad nos convida a seguirla hasta su «claustro verde», su «mudo horror divino», único sitio -«apacible desvío»- en el que se puede intentar escucharla.

  • Sonetos completos

Sonetos, género que cultivó a través de toda su vida, sus sonetos nos permiten seguir paso a paso la evolución del poeta, tanto en lo formal como en lo temático. Los ciento sesenta y siete reconocidos y los cincuenta sonetos atribuidos representan, además, un documento de toda época y la encarnación de una de las poéticas prevalecientes de su tiempo.

  • Fabula de Polifemo y Galatea (1612) 

Se cuenta entre los poemas mayores de Luis de Góngora. Su tema son los amores de Acis y Galatea y la venganza del cíclope Polifemo, desarrollados en sesenta y tres octavas reales. Toda la riqueza del máximo poeta de la lengua castellana resplandece en esta obra, desde el juego de metáforas a la utilización de los recursos fónicos.

 

Estilo

El estilo gongorino no procedía de poesía extranjera alguna, sino del modo de poetizar de la escuela sevillana y del grupo antequerano-granadino. El profundo conocimiento de las lenguas clásicas que tenía Góngora le permite establecer esas atrevidas perífrasis y violentos hipérbatos que causaron tanta admiración como críticas.

Góngora tuvo siempre fama de autor complicado y de caprichosas e indescifrables vaciedades. Para los simbolistas y los modernistas, Góngora poseía la atracción de lo hermético y era el mejor aliado contra el realismo decimonónico.

  • Gongorismo y cultismo

El gongorismo es una manifestación particular del cultismo creciente en España desde el siglo XV y XVI. Fue la prolongación de la tendencia del Renacimiento de imitar a los clásicos en temas, léxico, sintaxis y metáforas mitológicas. En España el movimiento culto triunfa en la primera mitad del siglo XVI y se intensifica en la segunda mitad. El estilo de Góngora es la intensificación de este proceso llevado a su mayor sutileza: “poesía límite”.

El cultismo impregna toda la concepción poética de Góngora, calca la sintaxis latina y el léxico, acentúa el valor fonético del verso, usando esdrújulos frente a los graves versos castellanos: “cítaras, gémina, tálamo”. El cultismo gongorino tiene un valor expresivo e idiomático.

  • La sintaxis de Góngora

Góngora usa profusamente el hipérbaton: alteración del orden lógico de los términos en una oración. El hipérbaton es una figura muy frecuente en la literatura barroca y en aquellos poetas que intentan reproducir el orden de la sintaxis latina.

 

  • Léxico suntuario y colorista

Góngora intensifica aún más el empleo que el Renacimiento y el Barroco hacen de metáforas, imágenes, sinécdoques y metonimias. Todo el arte de Góngora es reducible a su intento de eludir la representación directa de la realidad, sustituyéndola por palabras que la sugieran. Imágenes y metáforas no son en Góngora ornato sino la materia poética misma, su mármol.

Góngora sigue la corriente renacentista de presentarnos una naturaleza estéticamente deformada en extremas estilizaciones. Intenta “superar perfecciones”. Así el cultismo de Góngora no es una escuela nueva, sino el final de esta corriente clasicista.